martes, 13 de noviembre de 2012

La careta.


Nuestro tío Manolillo de Málaga, más conocido como "Manolillo Bikini"  le regaló a mi hermano una careta de goma que era un horror. Era de estas caretas feas, pero fea, fea. No he visto ninguna tan buena como aquella. Simulaba la cara de un señor calvo con unas greñas rizadas que nacían a la altura de los temporales. Tenía sus verrugas y su arrugas. Un primor, vamos.

Un día de aquellos tan escasos en que mis padres salían, se fueron a bailar a los Jardines Neptuno con los cuñados de una tía mía, y allá que va mi madre y se lleva la careta. Había que haberla visto bailando con mi padre en la pista con  ella puesta. Mi madre bailaba y saludaba a las señoras de las otras parejas que la miraban con estupor.
La que era cuñada de mi tía yo creo que aún se está riendo.

Cuando entró al servicio, la encargada del tocador, que era una mujer muy pequeñita por cierto, casi muere de un infarto al ver a mi madre entrar por las puertas. Tuvieron que estarla tranquilizando durante un buen rato a la pobre.

Y esta, señores, fue la mujer que me educó. ¿ Qué esperabais de mí después de esto?

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