La careta.
Nuestro tío Manolillo de Málaga, más conocido como "Manolillo Bikini" le
regaló a mi hermano una careta de goma que era un horror. Era de
estas caretas feas, pero fea, fea. No he visto ninguna tan buena como
aquella. Simulaba la cara de un señor calvo con unas greñas rizadas
que nacían a la altura de los temporales. Tenía sus verrugas y su
arrugas. Un primor, vamos.
Un día de aquellos tan escasos en que
mis padres salían, se fueron a bailar a los Jardines Neptuno con los
cuñados de una tía mía, y allá que va mi madre y se lleva la
careta. Había que haberla visto bailando con mi padre en la pista
con ella puesta. Mi madre bailaba y saludaba a las señoras de las
otras parejas que la miraban con estupor.
La que era cuñada de mi tía yo creo
que aún se está riendo.
Cuando entró al servicio, la encargada del
tocador, que era una mujer muy pequeñita por cierto, casi muere de
un infarto al ver a mi madre entrar por las puertas. Tuvieron que
estarla tranquilizando durante un buen rato a la pobre.
Y esta, señores, fue la mujer que me
educó. ¿ Qué esperabais de mí después de esto?
Esperábamos a Solete. Y nos la dio.
ResponderEliminarAsí me gustan a mi las mujeres, como tu madre y como tu, Solete.
ResponderEliminarQué bonicas sois, leche.
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