Esta primera entrada, se la dedico con todo mi amor a mis hermanicos de la Orden Plúmbea, que aunque ya conocen la tontá ésta de cuento, son las personas que mejor lo van a entender en el mundo. Es el primero que he pillado porque lo tenía guardado en el escritorio del ordenador. Tratare de recopilar el resto de historieticas, incluyendo las de la Familia Cid-Durrel.
LA LOCURA DE SOLETE, O
DE CÓMO LA ORDEN SE LE FUE DE LAS MANOS
Todo empezó a perder
el aspecto de aparente normalidad el día en que empezó a sentirse
identificada con Conchita Barrecheguren. Empezó a ver ciertos
paralelismos entre sus vivencias y las de la Santitonta. Su mente se
fue perturbando (más) de manera imperceptible; Rechazaba cualquier
producto que no fuera granadino. Se dio a beber de manera exagerada
sólo cerveza Alhambra Especial y pasó a alimentarse casi
exclusivamente de Maritoñis, patatas Conchifrit, habas con jamón,
saladillas y ensaladas de granada (sólo en temporada).
Un día sufrió una
caída por las escaleras que le produjo una rotura de “peronés”.
Los hermanos de la Orden, fueron a su casa en peregrinación para
mostrar su cariño a su hermanica que se encontraba postrada en el
sofá. Durante esa reunión se apareció El Fundador en su casa y con
una imposición de manos obró el milagro de la sanación.
Desde ese día su
locura se hacía más y más patente.
Pocos días antes de
una intervención quirúrgica que consistía en la retirada del Santo
Tornillo de Santa Solete, tuvo un sueño, en que, en un restaurante,
los hermanos de la Orden se plantaban delante del resto de los
comensales haciendo el saludo secreto plúmbeo para saber si en el
local se encontraban hermanos de los llamados “mirones”. Ella lo
interpretó como una especie de Epifanía, tanto, que cuando le iban
a quitar el tornillo de la pierna , bromeó con el médico utilizando
frases de la película “Amanece que no es poco” como es habitual
entre los hermanos. A Dios gracias, el médico era muy plúmbeo por
su malafollá y ni siquiera sonrió, porque de haber sido así, ella
le hubiera hecho el saludo de dicha manera.
A partir de ese día,
cada vez iba siendo más habitual que estando en un bar o en
cualquier lugar público, a las personas que se le quedaban mirando,
sin duda por su increíble belleza, ella interpretaba que habían
visto algún rasgo de la hermandad característico y los miraba de
manera fija mientras se sujetaba la mandíbula de abajo con la mano
derecha esperando encontrar igual respuesta.
Un día, unos hombres
vestidos de blanco que viajaban en una ambulancia llegaron a su casa.
Ella se disponía a entrar cuando vio que la miraban fijamente. Les
hizo el saludo creyendo que se trataba de sus hermanicos.
-¡Ésta es la loca!-
gritaron. Y se precipitaron sobre ella intentando inmovilizarla para
ponerle una camisa de fuerza.
-¡ La camisica no! ¡ La
camisica no!- gritaba ella mientras se retorcía intentado zafarse
inútilmente de las manos de los fornidos enfermeros.
Unos sevillanos que
pasaban por allí, al oír no sé qué de una camisa se pusieron a
cantar.
-No me cosas la
camisaaaaaaaa, que me rompió un almonteñooooo.
Ella, al oír esos
gritos desaforados y las palmas, sacó, no se sabe de dónde, una fuerza
sobre humana y logró escapar de sus captores. Cogió a los
sevillanos, les arrancó las cuerdas vocales a través del cuello con
sus propios dientes y desapareció por la lejanía mientras reía y
gritaba- ¡ Qué cojica estoy! ¡ Qué cojica estoy!- A pesar de su
cojera nadie pudo darle alcance. Corría como las locas.
Desde entonces no se
ha vuelto a saber más de ella. Se dice que vive escondida en los
bosques de la Alhambra y que en las noches de luna llena se la oye
gritar “ ¡ Viva la Virgen de las Anguhtiaaaah!”.